La esencia es una sustancia altamente aromática producida por las plantas en células especiales. Se convierte en aceite esencial tras la destilación, que es el principal método para extraer de las plantas los aceites esenciales.
La destilación al vapor
Esta técnica es la más común para la extracción de la esencias de buena calidad. Las plantas se ponen sobre una rejilla que está colocada sobre un recipiente que contenga agua hirviendo. El vapor producido transporta la esencia de las plantas a un vaso refrigerante a través de un conducto. Después de la condensación, el aceite esencial se separa del agua, con la que no se puede mezclar. Es un método particularmente apto para los aceites que contienen un componente volátil muy fuerte.
Expresión en frío
Con esta técnica se extraen los aceites esenciales de los cítricos, exprimiendo la corteza externa fresca del fruto. Los aceites esenciales de limón, bergamota, naranja y otros cítricos se obtienen por simple presión de los frutos , donde la esencia se encuentra almacenada en bolsas relativamente grandes localizadas en la capa externa coloreada de la piel del fruto.
El enfleurage
Tal y como hacían en la Antigüedad, con esta técnica se disuelven los principios perfumados en materias grasas. Antiguamente se empleaban grasas animales, mientras que en la actualidad se utiliza parafina, que se separar de la esencia a través de disolventes naturales. Es una técnica muy costosa que se utiliza sólo en aquellas ocasiones en las que las flores sean delicadas, como por ejemplo, el jazmín y el azahar.
La extracción con disolventes
Este método se utiliza para las flores como el jazmín, en las que los aceites no pueden ser extraídos a través de la destilación porque con el calor el perfume se alteraría. Para la extracción de los aceites esenciales con esta técnica se usan disolventes naturales, que deben rebajarse mediante un ligero calentamiento, a fin de que no queden residuos. Este procedimiento es el más usado en la industria cosmética dado su buen rendimiento y su bajo coste.